Dificultades con el sueño y el descanso
Dormir bien es algo que damos por hecho… hasta que empezamos a tener problemas para hacerlo.
Hay épocas en las que cuesta conciliar el sueño, otras en las que nos despertamos varias veces por la noche, o en las que, aunque durmamos muchas horas, sentimos que no hemos descansado. Y cuando esto se mantiene en el tiempo, afecta a casi todo: al estado de ánimo, la concentración, la memoria, e incluso a la forma en que nos relacionamos con los demás.
Las dificultades del sueño son mucho más comunes de lo que parecen. Pueden aparecer en momentos de estrés, tras una pérdida, durante un cambio vital o sin una causa clara. Lo importante es entender que no son un simple problema físico, sino que el descanso está profundamente ligado a lo emocional. Cuando la mente no puede parar o el cuerpo sigue en estado de alerta, el sueño no llega, o llega de manera superficial.
En consulta vemos a menudo que las personas intentan “forzar” el sueño, controlarlo, o buscar trucos rápidos. Pero dormir no se consigue a base de esfuerzo. Se consigue reaprendiendo a relajarse, entendiendo lo que está ocurriendo por dentro y dando espacio a que el cuerpo recupere su ritmo natural.
En nuestro gabinete abordamos las dificultades del sueño desde una perspectiva integral: teniendo en cuenta los hábitos, las emociones y el contexto vital de cada persona. El objetivo no es solo dormir más horas, sino volver a descansar de verdad, física y mentalmente.
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¿Cuando aparecen los problemas de sueño?
Causas y momentos en los que suelen aparecer las dificultades del sueño
Dormir mal rara vez tiene una sola causa. El sueño está profundamente conectado con el cuerpo, la mente y el modo en que vivimos cada día. Por eso, los problemas de descanso suelen aparecer en momentos donde algo cambia: cuando estamos más preocupados, más exigidos o emocionalmente removidos.
A veces el cuerpo lo nota antes que nosotros: cuesta desconectar, nos despertamos a media noche o abrimos los ojos mucho antes de que suene el despertador. Entender por qué y cuándo empieza a alterarse el sueño es el primer paso para poder recuperarlo.
En la mayoría de los casos, los problemas de sueño surgen de una combinación de factores. Por eso, en terapia no se busca una única explicación, sino comprender qué está ocurriendo en tu vida, en tu cuerpo y en tu mente para que el descanso se haya visto afectado.
Dormir bien no depende solo de “cerrar los ojos”. Depende de cómo estás, de lo que piensas, de lo que sientes y de cómo te relacionas con el descanso. Y en ese punto, el trabajo psicológico puede ayudarte a recuperar algo tan esencial como dormir con tranquilidad.
1. Factores emocionales y psicológicos
El sueño es muy sensible a cómo nos sentimos.
Situaciones de estrés, ansiedad o preocupación constante activan el sistema nervioso y mantienen el cuerpo en alerta, incluso cuando intentamos relajarnos. No siempre se trata de “darle demasiadas vueltas”, sino de que el cuerpo no encuentra la señal de seguridad para descansar.
Los problemas de sueño también suelen aparecer en etapas de cambio o incertidumbre: una pérdida, una ruptura, un nuevo trabajo, una mudanza, una enfermedad o un proceso de duelo. Incluso cuando creemos haber “superado” algo, el descanso puede seguir reflejando el impacto emocional.
La tristeza, el desánimo o la depresión también modifican el patrón del sueño: algunas personas duermen más horas pero sin descanso real; otras apenas logran dormir. En ambos casos, el sueño se convierte en un espejo del estado emocional.
2. Factores conductuales y de estilo de vida
Los hábitos del día a día también influyen más de lo que parece.
Horarios irregulares, uso prolongado de pantallas, trabajo por turnos, exceso de cafeína o alcohol, o simplemente la falta de una rutina de desconexión antes de dormir pueden alterar el ritmo natural del cuerpo.
Estos factores suelen mantener el problema, incluso cuando el origen fue otro (por ejemplo, una etapa de estrés). Por eso, en terapia se trabajan tanto las causas emocionales como los hábitos que sostienen el insomnio.
3. Factores físicos y biológicos
El sueño también se ve afectado por aspectos corporales.
El dolor crónico, los cambios hormonales (como en la menopausia o el embarazo) o ciertos medicamentos pueden interferir con la conciliación o la continuidad del sueño.
A veces aparecen trastornos específicos del sueño, como la apnea, jactacio capitis o el síndrome de piernas inquietas, que conviene evaluar junto con un especialista médico.
4. Factores de aprendizaje y control
Con el tiempo, muchas personas desarrollan una relación tensa con el propio sueño.
Tras varias noches sin descansar bien, surge el miedo a que vuelva a pasar. Esa preocupación activa la mente justo cuando debería apagarse, y la cama deja de asociarse con descanso para convertirse en un lugar de esfuerzo.
Este ciclo de “cuanto más quiero dormir, menos puedo” es muy común.
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Dificultades relacionadas con el sueño y el descanso
De origen psicológico o emocional
Insomnio: dificultad para conciliar o mantener el sueño, o despertarse demasiado temprano.
Sueño no reparador: duermes “cantidad” pero no mejoras el cansancio.
Somnolencia diurna excesiva: te duermes durante el día o te cuesta mantener la atención.
Pesadillas y sueños angustiantes.
Desajustes del ritmo circadiano: trabajar a turnos, jet-lag social o cambios en horarios.
Ansiedad anticipatoria: miedo a no dormir que, paradójicamente, impide el sueño.
De origen físico o neurológico
Algunas alteraciones del sueño tienen un componente más biológico que psicológico. En estos casos, la colaboración con profesionales médicos es clave, pero el acompañamiento psicológico también puede ayudar a gestionar la ansiedad o las consecuencias del mal descanso.
Apnea del sueño
Interrupciones repetidas de la respiración durante la noche, que provocan ronquidos fuertes, microdespertares y una sensación de cansancio persistente.Síndrome de piernas inquietas
Necesidad de mover las piernas al acostarse, a menudo acompañada de una sensación de hormigueo o incomodidad que impide conciliar el sueño con normalidad.Jactatio capitis nocturna (movimientos rítmicos del sueño)
Movimientos repetitivos de la cabeza o el cuerpo durante el sueño. Aunque suele ser más común en la infancia, en algunos casos persiste en la edad adulta y puede interferir con el descanso.
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Resuelve tus dudas sobre dificultades de sueño y descanso
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Para conocer más a fondo cómo trabajamos el sueño y el descanso, te invitamos a leer la sección “Nuestro proceso” en las páginas de nuestros centros en Bilbao y Online. Allí explicamos cómo es la primera sesión, qué puedes esperar de las siguientes y cómo adaptamos el acompañamiento al ritmo de cada persona.
En la sección de información práctica encontrarás además detalles sobre la duración y frecuencia de las sesiones, las modalidades presencial y online y las diferentes formas de contacto. Todo lo necesario para orientarte antes de comenzar.
Dar el primer paso puede generar dudas, pero no tienes que hacerlo solo. Si lo deseas, puedes ponerte en contacto con nosotros hoy mismo y agendar tu primera sesión.