Enfermedades y Patologías crónicas
Vivir con una enfermedad crónica no se reduce a lo físico.
Afecta la manera en que pensamos, sentimos, nos relacionamos y afrontamos el día a día. Cada síntoma, cada revisión médica o cada cambio en el tratamiento puede alterar la sensación de estabilidad. Con el tiempo, la vida se organiza en torno a la enfermedad, y eso puede generar cansancio, frustración o una sensación de pérdida de control.
A veces, más que la enfermedad en sí, lo que más pesa es la incertidumbre: no saber cómo va a evolucionar, cuándo aparecerá un brote, si ese dolor volverá mañana o si se podrá mantener el ritmo de siempre. Esa imprevisibilidad constante puede generar ansiedad, tristeza o miedo, incluso cuando los resultados médicos son “buenos”.
También aparece el cansancio emocional. No solo el físico, sino el de sostener durante tanto tiempo un proceso que no tiene un final claro. Es habitual sentirse agotado, desmotivado o incluso culpable por no “llevarlo mejor”. Pero ninguna persona está preparada para convivir indefinidamente con el malestar sin que eso tenga un impacto.
Cuando el cuerpo se convierte en una fuente de preocupación o de limitación, es normal que cambie la forma de verse a uno mismo. Surgen preguntas sobre la identidad, la valía o el futuro: “¿Seré la misma persona?”, “¿Podré seguir haciendo lo que me gusta?”, “¿Hasta cuándo aguantaré así?”. Estas dudas no son debilidad: son parte natural del proceso de adaptación.
Por eso, el acompañamiento psicológico en enfermedades crónicas no se centra en “dar ánimos”, sino en acompañar la reconstrucción de la vida dentro de una nueva realidad.
Se trata de reconectar con los propios recursos, aprender a convivir con los límites sin que definan por completo a la persona, y encontrar un modo de vida que incluya bienestar, sentido y placer, incluso en medio de la enfermedad.
En el gabinete trabajamos con personas que conviven con enfermedades autoinmunes, crónicas o de larga evolución —como diabetes, fibromialgia, cáncer, enfermedades reumatológicas, cardiovasculares, respiratorias o gastrointestinales—, así como con sus familiares y cuidadores, que también viven el impacto emocional de la enfermedad de un ser querido.
El objetivo del trabajo terapéutico no es negar la enfermedad ni fingir fortaleza, sino aprender a vivir con ella de manera más amable y consciente, sin perder de vista lo que aún da sentido a la vida.
A veces eso significa aceptar el dolor sin rendirse ante él; otras, volver a disfrutar de los pequeños espacios de calma y conexión que la enfermedad no puede arrebatar.
Ilustración 118
¿Cuándo vale la pena pedir ayuda?
Pedir ayuda no significa que no estés haciendo lo suficiente.
Significa reconocer que vivir con una enfermedad crónica también tiene un impacto emocional, y que no todo es fuerza de voluntad.
A veces, lo que más cuesta no es el dolor o los síntomas, sino todo lo que cambia alrededor: el cuerpo, los planes, la relación con los demás, el trabajo, la energía. Aparecen momentos en los que te notas más irritable, más triste o desconectado de ti mismo, y no sabes si es por la enfermedad o por todo lo que implica convivir con ella.
Vale la pena pedir ayuda cuando…
❇️ El malestar emocional o la ansiedad se vuelven constantes, incluso en los días “buenos”.
❇️ Te cuesta aceptar los límites del cuerpo y sientes frustración o culpa por no poder hacer lo que antes hacías.
❇️ El miedo al futuro o a la evolución de la enfermedad te ocupa demasiado espacio mental.
❇️ El dolor, la fatiga o los tratamientos están afectando tu estado de ánimo o tus relaciones.
❇️ Sientes que vives en modo supervivencia, sin espacio para disfrutar, descansar o conectar contigo.
❇️ Te cuesta pedir ayuda o delegar, aunque sabes que lo necesitas.
❇️ Cuidas de alguien enfermo y notas que tu propio bienestar empieza a resentirse.
A veces, un espacio terapéutico es el único lugar donde no hace falta fingir fortaleza, donde puedes hablar del miedo sin sentir que “te estás quejando” o explorar cómo reconstruir una vida con sentido incluso en medio de la incertidumbre.
Ilustración 119
Trabajamos sobre enfermedades y patologías crónicas
Acompañamiento psicológico ante enfermedades crónicas y autoinmunes (diabetes, cáncer, fibromialgia, etc.)
Aceptación de la enfermedad y adaptación al diagnóstico
Estrés y ansiedad ante tratamientos médicos
Psicooncología
Fatiga crónica y dolor persistente
Impacto emocional del deterioro físico o funcional
Afrontamiento de la dependencia y pérdida de autonomía
Apoyo a familiares y cuidadores
Colitis Ulcerosa y Enfermedad de Crohn
Ilustración 120
Resuelve tus dudas sobre enfermedades y patologías crónicas
Si te interesa conocer en qué espacios trabajamos las enfermedades y patologías crónicas, puedes consultar nuestras terapias para adultos, parejas, familias, adolescentes, niños/as y en el ámbito perinatal.
Para conocer más a fondo cómo trabajamos las enfermedades y patologías crónicas, te invitamos a leer la sección “Nuestro proceso” en las páginas de nuestros centros en Bilbao y Online. Allí explicamos cómo es la primera sesión, qué puedes esperar de las siguientes y cómo adaptamos el acompañamiento al ritmo de cada persona.
En la sección de información práctica encontrarás además detalles sobre la duración y frecuencia de las sesiones, las modalidades presencial y online y las diferentes formas de contacto. Todo lo necesario para orientarte antes de comenzar.
Dar el primer paso puede generar dudas, pero no tienes que hacerlo solo. Si lo deseas, puedes ponerte en contacto con nosotros hoy mismo y agendar tu primera sesión.