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¿Qué son las adicciones?

A veces las adicciones no tratan solo del “consumir algo”, sino de buscar una manera de calmar, desconectar o sostenerse.
El cuerpo y la mente encuentran en ciertas conductas o sustancias una vía rápida para aliviar la tensión, el vacío o la ansiedad. Al principio parece funcionar —da calma, control o alivio—, pero con el tiempo ese mismo mecanismo empieza a ocupar más espacio del que debería, y termina alejándonos de nosotros mismos y de lo que necesitamos y queremos de verdad.

La adicción no es un problema de voluntad. Es una forma de regulación: un intento de manejar emociones o estados que en su momento resultaban demasiado difíciles de sostener.
Por eso, más allá de la sustancia o la conducta, lo importante es comprender qué está sosteniendo esa necesidad, qué intenta evitar o compensar.

Cuando hablamos de adicción, normalmente nos referimos al consumo problemático de sustancias —como alcohol, tabaco, fármacos o drogas—, donde existe dependencia física y psicológica.
Sin embargo, también existen patrones de conducta que funcionan del mismo modo, como el juego, las relaciones personales, las compras compulsivas, la comida, el sexo o el uso excesivo de pantallas.
Aunque no siempre encajen en las clasificaciones diagnósticas tradicionales, comparten algo esencial: una pérdida de libertad interna, una sensación de no poder parar aunque se quiera.

En terapia, no buscamos solo eliminar el consumo o la conducta, sino entender qué lugar ocupa en la historia personal, qué función cumple y cómo crear formas más sanas de estar con uno mismo.

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¿Cuando aparecen las adicciones?

Las adicciones no suelen empezar como un problema. Casi siempre aparecen como una solución, como una forma de calmar algo que duele, distraerse de lo que pesa o sostenerse cuando dentro hay demasiado.
A veces llegan tras una pérdida, una ruptura o una etapa difícil. Otras, simplemente como una manera de sentir un poco de control o alivio en medio del caos.

Lo sorprendente es lo rápido que el cuerpo y la mente se acostumbran. No hace falta repetir muchas veces una conducta para que empiece a sentirse necesaria.
Lo que al principio funcionaba —una copa para desconectar, una pantalla para distraerse, una comida para calmar la ansiedad— se convierte en un hábito casi sin darnos cuenta.
Y de pronto, aquello que ayudaba empieza a ocupar demasiado espacio, hasta el punto de convertirse en otro problema añadido.

Las adicciones suelen aparecer cuando el alivio se confunde con la salida, cuando la manera de regularnos se automatiza y deja de estar en nuestras manos.
No es tanto una cuestión de fuerza de voluntad, sino de cómo aprendimos a manejarnos con lo que sentimos.

Por eso, más que un fallo, una adicción es una señal: una forma de decirnos que algo dentro necesita atención, escucha y cuidado.

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Cómo trabajamos las adicciones

El trabajo terapéutico con las adicciones no se centra únicamente en “dejar de consumir” o “controlar la conducta”.

Eso es un objetivo esencial, y es el punto de partida, pero no es lo que sostiene el cambio a largo plazo.

En terapia, lo que buscamos es comprender qué papel cumple esa adicción en la vida de la persona: qué alivia, qué evita, qué protege o qué intenta reparar.

Cada historia es distinta. En algunos casos, la adicción aparece tras una pérdida, un trauma o una etapa de estrés prolongado. En otros, se va instalando poco a poco como una forma de manejar la ansiedad, el vacío o la soledad.

Por eso, más que quitar algo, la terapia ayuda a construir alternativas reales: que no dependan de esa conducta o sustancia.

El proceso suele implicar varios pasos:

  • Reconocer la función que cumple la adicción y poder nombrarla sin culpa.

  • Explorar el malestar subyacente —emociones, experiencias o necesidades no atendidas— que mantiene el ciclo de consumo o compulsión.

  • Aprender nuevas formas de regular el cuerpo y las emociones: poner límites, descansar, pedir ayuda, encontrar placer sin exceso.

  • Reconstruir el vínculo con uno mismo y con los demás, recuperando la confianza y la libertad para elegir.

La terapia no busca imponer abstinencia inmediata ni juzgar conductas.
Se trata de acompañar un proceso de comprensión profunda y cambio progresivo, donde la persona pueda reapropiarse de si mismo/a y dirigirse hacia la vida que desea, y no hacia la lucha constante consigo misma.

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¿Cuándo vale la pena pedir ayuda?

No siempre es fácil reconocer cuándo algo ha dejado de ser un hábito y se ha convertido en una forma de dependencia.
A menudo el consumo o la conducta comienzan como una manera de aliviar el estrés, la ansiedad o la soledad, y solo con el tiempo uno se da cuenta de que ya no elige, sino que necesita hacerlo.

Vale la pena pedir ayuda cuando:

❇️ Sientes que has perdido el control, que “vas a hacerlo igual” aunque no quieras o te prometas no hacerlo más.

❇️ El consumo o la conducta ocupan demasiado espacio mental —piensas en ello con frecuencia, lo planeas o lo ocultas—.

❇️ Tu bienestar, tus relaciones o tu descanso se ven afectados, pero cuesta frenar el impulso.

❇️ Notas culpa o frustración después, pero aun así se repite el ciclo.

❇️ Necesitas cada vez más para sentir el mismo alivio, o te sientes vacío cuando no lo haces.

❇️ Tu cuerpo empieza a resentirse: cansancio, alteraciones del sueño, ansiedad o síntomas físicos.

❇️ O simplemente, porque estás cansado/a de luchar solo con algo que sabes que te está quitando energía y libertad.

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Preguntas frecuentes sobre adicciones (FAQ)

¿Cómo saber si tengo una adicción?

No siempre es evidente. Una buena pista es notar que ya no eliges, sino que necesitas hacerlo para calmarte, desconectar o sentirte bien. También cuando la conducta o el consumo empiezan a ocupar demasiado espacio mental, afectan al descanso o interfieren en las relaciones. No se trata solo de cuánto haces algo, sino del papel que cumple en tu vida.

¿Se puede tener una adicción sin consumir sustancias?

Sí. Aunque las adicciones más conocidas son las relacionadas con el alcohol, las drogas o el tabaco, también pueden aparecer patrones de dependencia conductual: juego, comida, sexo, compras, trabajo o uso de pantallas.

¿Por qué cuesta tanto dejarlo si sé que me hace daño?

Porque la adicción responde a una lógica interna, muchas veces no vista, a la necesidad emocional y biológica de regular el malestar entre otras posibles. En el cerebro, se asocia a los circuitos de recompensa y alivio: durante un tiempo, realmente calma. Por eso no basta con “tener fuerza de voluntad”; hace falta entender qué estás intentando aliviar y aprender otras maneras de hacerlo.

¿La terapia ayuda incluso si no quiero dejarlo del todo?

Sí. Pero entendiendo que en última instancia que hace falta querer hacerlo para lograr objetivos. La terapia no exige abstinencia inmediata ni trabaja desde la culpa. El objetivo inicial es comprender la relación que tienes con esa conducta o sustancia y ampliar tus opciones. A veces el cambio empieza simplemente cuando puedes hablar de ello sin miedo ni juicio.

¿Una adicción puede esconder otros problemas?

Totalmente. La idea es que hay dolor emocional, trauma, soledad o ansiedad detrás. La adicción aparece como una respuesta adaptativa, una forma de seguir funcionando o calmar lo que duele. Por eso, en terapia, el foco no está solo en lo que se hace, sino en lo que se siente y lo que se intenta sostener a través de ello.

¿La adicción se “cura”?

Más que una cura, hablamos de recuperar libertad. De volver a elegir, de dejar de vivir en función del impulso o la necesidad. El proceso terapéutico permite que lo que antes servía para sobrevivir deje de ser necesario, y que aparezcan otras formas de cuidado más estables y conscientes.

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Explora más sobre las adicciones

  • Adicción a sustancias (alcohol, cannabis, cocaína, tabaco, psicofármacos, otras drogas)

  • Adicción comportamental o adicciones sin sustancia (juego, apuestas, videojuegos, redes sociales, sexo, compras…)

  • Dependencia emocional o relacional

  • Adicción al trabajo o al rendimiento

  • Adicción a la comida o al control del cuerpo

  • Conductas impulsivas o repetitivas

  • Proceso de desintoxicación y recuperación

  • Correlatos emocionales de la adicción

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Resuelve tus dudas sobre las adicciones

Si te interesa conocer en qué espacios trabajamos las adicciones, puedes consultar nuestras terapias para adultos, parejas, familias, adolescentes, niños/as y en el ámbito perinatal.

Para conocer más a fondo cómo trabajamos las adicciones, te invitamos a leer la sección “Nuestro proceso” en las páginas de nuestros centros en Bilbao y Online. Allí explicamos cómo es la primera sesión, qué puedes esperar de las siguientes y cómo adaptamos el acompañamiento al ritmo de cada persona.

En la sección de información práctica encontrarás además detalles sobre la duración y frecuencia de las sesiones, las modalidades presencial y online y las diferentes formas de contacto. Todo lo necesario para orientarte antes de comenzar.

Dar el primer paso puede generar dudas, pero no tienes que hacerlo solo. Si lo deseas, puedes ponerte en contacto con nosotros hoy mismo y agendar tu primera sesión.

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